miércoles, 22 de septiembre de 2010

Valorando el saber de las personas más mayores

Creo que no somos conscientes de la validez de la experiencias, de las personas mayores. Nuestros padres han tenido que salir adelante en tiempos difíciles, han atravesado la posguerra, aprendido a vivir con pocas cosas y escasos recursos; siendo ello un impulso para desarrollar el arte de la improvisación y la supervivencia. Aprendieron a sanarse con remedios naturales, y maneras caseras, utilizando la observación, la intuición, la lógica y la sensatez.
Siempre me ha resultado curioso que los hijos hasta llegada una edad bastante tardía, ( muchos ni aun entonces ), no suelen tener en cuenta todo ese bagaje adquirido a lo largo toda una vida de aprendizaje de sus padres.

Cuando le pedimos que se quede con nuestros hijos, no tenemos en cuenta todo este saber de ell@s, se nos olvida que nuestras madres han criado no solo a sus hijos, aveces también a contribuido al cuidado de hermanos y primos , si no que a lo largo de su vida se le ha presentado seguramente montones de ocasiones donde han tenido que hacerse cargo de niños e incluso aveces estos encantadores seres han sido la herramienta del trabajo cotidiano.
Cuando le pedimos que cuiden de nuestros hijos pareciera que en nuestra cabeza rigieran los siguientes pensamientos: " A ver mama, escucha bien, no vaya a ser que mi hijo no esté atendido debidamente mientras está a tu cuidado, tú mundo fue otro y no sabes de todos los avances y nuevas teorías necearías para criar al niño. Ya tienes tantos años que vete tú a saber que hay en tu cabeza, además todo se queda obsoleto"
Cierto que continuamente están surgiendo nuevas teorías y planteamientos educativos y que algunos incluso son realmente una mejora para el bienestar y la educación del niño.
Pecho sí, pecho no, pecho si de nuevo; cogerlo en brazos mucho, cogerlo en brazos poco; dormirlo en brazos no, si, dormirlo en tu cama, no dormirlo contigo; acostarlo en cuna hasta el año, mejor en cama baja desde el principio, acostarlo en la cama con los padres hasta que el niño pida lo contrario, acostarlo en cama con los padres hasta los cinco años, no acostarlo en la cama con los padres; chupete si, chupete no, chupete ¿por qué no?; comida a los seis meses, comida a los nueves; Azúcar si, azúcar nunca. etc. etc. Y todos esos enunciados va acompañados por sus correspondientes teorías y según mil factores cada uno creemos y nos ajustamos a uno u otro creyendo que ese enunciado es el perfecto, el más mejor.
Qué gravedad puede tener que de manera esporádica los abuelos le de al niño un pastel de chocolate, le acerque un chupete a la boca para calmar su ansiedad por no tener a su mama cerca, le duerma en brazos. Después de todo lo que cuenta y tiene el peso en la educación es el día a día, el grueso y constancia del día a día.
Aveces se ignora que cuando de niños se trata, la experiencia es una gran aliada; la experiencia y el cariño que se siente por un hijo nos enseña tanto, tanto sobre educación y sobre la vida...Nos despierta además una gran intuición y cuando llega el momento de cuidar a l@os nietos están presente los ingredientes básicos: toda la experiencia y aprendizaje, el amor por esos ni@s, a la ausencia de un montón de prejuicios y el aprendizaje de mil obstáculos por los que anteriormente tubo que pasar.El sentido común junto con el amor y la atención es lo que nunca falla para hacerlo correctamente. Además con la edad se suele aprender a relativizar la vida y sus problemas: nada es tan importante ni imprescindible; ni tan mejor ni tan peor.
Hace poco una amiga me comentó en tono simpático y algo irónico la advertencia que su hijo y nuera le habían hecho en una ocasión que les dejó al bebe: ” mama ten cuidado cuando le de el biberón, no se vaya a atragantar". Entre las abuelas es muy común este tipo de comentarios anecdóticos, que nos hace sonreír y oír con ternura y comprensión hacia los hijos; que después de todo nosotros hicimos lo mismo y caímos seguramente ern la misma carencia de reconocimiento hacia el saber de nuestras madres. No hay maldad solo inconsciencia, una especie de dejadez, de falta de empata al no tener en cuenta todo lo que cualquier madre ha atravesado hasta llegar donde está.

Casi todo el mundo suele dirigirse a las personas mayores, con cierto tono de infantilismo. si se va al médico con los padres l@s médicos miran a los hijos o cuidador con mirada de complicidad que dice: " pobre son tan mayores que no saben, nos tenemos que hacer cargo de lo que opinan y de lo que sienten, no se les puede tener muy en cuenta" No nos damos cuenta que mientras un cerebro está sano el aprendizaje está teniendo lugar y no va restando saber o sabiduría sino todo lo contrario. Creo que ese refrán que dice: "más sabe el demonio por viejo que por demonio" encierra mucha verdad ese saber popular de antaño, una época en que tener edad no era sinónimo de imbécil.

Es una pena que a estas personas consideradas mayores, ( para un adolescente mayor puede ser tener cuarenta años. conforme más años va cumpliendo el individuo el termino mayor tiene el limite más hacía atrás) no sean escuchadas con autentica atención e interés en descubrir que hay no solo en sus palabras sino detrás de ellas.

Mi madre es una persona de setenta y nueve años, ella apenas si fue unos meses al colegio. Apenas si sabe leer. Nunca ha leído libros; aunque hace un año le encanta leer cuentos, le gustaría leer otras temas pero la letra pequeña se lo impide. A pesar de su escasísima cultura, es una de las personas más sabia que conozco. Montones de veces me ha sorprendido escuchándole decir frases que yo he leido en libros de autoconocimiento, espiritualidad o psicología. Frases que se le adjudican a hombres iluminados, filósofos y grandes pensadores; ella lo dice así, como si nada... en ese lenguaje andaluz cerradillo que muchas de las personas de fuera, si no presta el suficiente interés a lo que dice, ni la entiende ni capta la inteligencia y sensatez de sus palabras. Hace tiempo que me he propuesto recoger en unas paginas esos comentarios tan inteligentes que sale por su boca y tanto me sorprende y me gusta oírselos.

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