jueves, 28 de julio de 2011

LO QUE ME HA ENSEÑADO EL FUEGO...

LO QUE ME HA ENSEÑADO EL FUEGO

Observando el fuego he aprendido que es de suma importancia el espacio vació. No solo entre los troncos para que fluya la llama, también en el hueco de la estufa, debe haber espacio para que entre el oxigeno suficiente y el fuego se dé. Así la llama permanecerá de forma constante y armónica.
Si no se deja el espacio necesario entre troncos,  el fuego se ahoga.

De igual manera, en la relación entre las personas sucede lo mismo. Debe existir ese espacio propio, esa distancia física entre los individuos, para que pueda fluir una relación sin opresión. El oxigeno es comparable en la relación al encuentro con uno mismo. Ese espacio en soledad, de donde surge la fuerza y energía necesaria para llevar una vida en armonía, que haya la suficiente distancia entre los acontecimientos como para que las personas no se asfixien.

Si un material se somete a un calor superior a su resistencia; el material se deteriora.

He aprendido, que de igual manera, si la persona se expone en lo que sea, física o emocionalmente más de lo que puede resistir, su salud física y emocional igualmente se deteriora.

Si una vez en funcionamiento la estufa, se llena demasiado y le entra oxigeno suficiente, la estufa expulsa gas con partículas en forma de explosiones.

He aprendido que igual sucede a las personas cuando nos sometemos a cierta presión, si nos cargamos más de lo que podemos soportar, la persona explota. Si no tiene oxígeno la estufa se apaga sin más, La persona si no tiene energía suficiente, agallas, valor suficiente para expresar, también de alguna manera muere.


LO QUE ME HA ENSEÑADO EL AGUA

Observando el agua he aprendido que la vida es caminar. Que nada permanece mucho tiempo en el mismo lugar. la roca que ahora está en el río estuvo antes en la montaña y antes en otro tramo del río, incluso pudo haber formado parte de otro paisaje totalmente diferente.

El agua fluye continuamente, el agua que nos baña en el río no es nunca la misma, ella corre sin cesar. A veces encuentra obtaculos como rocas, troncos, ramas, etc. pero ella siempre encuentra un cauce, una manera instantánea de abordar la cosa, de seguir su camino.
De igual manera los seres humanos debemos andar, hacer cuanto hay que hacerse; no dejando la vida sin vivirla, no dejando de hacer nuestro rodaje; aunque a veces nos resulte difícil y mas que un rodar, sea un poner mucho empeño para que la roca, siga su curso.
De la misma manera no hacerse cargo de los obstáculos que encontramos en nuestra vida, que al fin y al cabo, son consecuencia de la propia vida, es crear un agua estancada donde el líquido putrefacto cada vez es menos capaz de dar el salto y  seguir el curso de nuestra vida.

LO QUE ME HA ENSEÑADO ESA PLANTA SURGIDA ENTRE EL AFALTO

Al Observar esa planta, que se va abriendo camino entre la grieta del hormigón, he aprendido qué si no nos alejamos de nuestra condición de ser, toda esa fuerza también está en cada ser vivo. y que la fuerza se pierde en los lamentos. Esa planta no se lamenta de haber brotado en unas condiciones tan poco propicias, ella simplemente deja que la semilla que un día fue, siga su curso; el lamento no ayuda a salir a delante.
Llegado el momento de la despedida, decir adiós, es lo único valioso que se puede hacer. Rendirse al final, es igual de natural como recibir el crecimiento que se produce en la semilla una vez germinada.

miércoles, 27 de julio de 2011

Quietud al atardecer en una parte del Guardiana



Fue una tarde inmensa. la quietud reinaba dentro de una y la calma del atardecer con toda su vida, producía una dicha infinita en mi.



En este tramo del Guadiana, las aguas son mansas y su caudal depende mucho de la lluvia. Me encantó descubrir esta belleza tan cerca de donde vivo. Frente a estas aguas hay una zona estancada donde abunda el cañizo; Fue una gran sorpresa oír y ver de repente unos pocos de jabalíes corriendo todo cubierto del cañizo seco. ¿Cómo ahí jabalíes?
¡ Y tan cerca de la población!
Me pregunté si los cazadores lo sabrían. Quise pensar que no.

Pequeño encuentro en Abril

En este encuentro se hizo poca investigación de las enseñanzas de K. Fue muy atípico tanto por las personas que acudieron como por el momento en el que yo me encontraba internamente. Mientras veía uno de los DVD, llegó ese estado de meditación donde la quietud impera. Fue tan forzado salir de ese silencio para empezar el dialogo, que en todo el día no pude articular un dialogo con real fuerza y claridad.
Mi mente estaba como en un proceso de gestación y a la vez aletargada para el dialogo, que no para percibir con intensidad todo cuanto acontecía a mi alrededor.

Fue este un evento, organizado para el encuentros de amigos queridos, a los que no tengo mucha oportunidad de ver.

Preparamos una hermosa hoguera a base de ramas que tanto me cuesta quemar así, como así. Contamina y no se aprovecha su calor. En el encuentro vi una oportunidad ideal, seriamos un grupo los que disfrutaríamos de la belleza y viveza del fuego.



Fue también gozoso el presenciar y escuchar en directo a Mar tocar el violín. ¡Gracias Mar!
Es una persona muy integra y autentica esta mujer.



domingo, 3 de julio de 2011

Reflexion sobre la dejadez

A veces se esta muy preocupado por ser espiritual: se hace meditación, se canta mantras, se hace bailes sagrados, rezos, se asisten a reuniones para comentar tal o cual enseñanzas, se hacen ayuno. etc
Y en el día a día, en cada acto pequeño que se hace no va impresa esa huella de amor que implica una vida espiritual, responsable; el hacer cada cosa con la responsabilidad suficiente para que la persona que venga detrás no tenga que recoger nuestra dejadez: cómo dejamos nuestras ropas, cómo hechamo la basura en sus recipientes, cómo dejamos el lavabo o el water después de haber sido utilizado, qué hacemos con la vajilla después de comer o las vasijas al terminar de cocinar, etc. La dejadez exterior implica desorden interno. Lo he observado no solo en los demás, sino en mi misma: Si algún día hay algún asunto de la vida cotidiana al que no le hago frente inmediatamente y entra en mi mente con cierta regularidad, ya la capacidad de estar fluyendo con lo que está siendo en ese momento mengua, porque la atención se divide. Esa consciencia testigo hace que una se de cuenta de ello. Esa consciencia no se implica en el problema, solo está ahí observando sin más, creando un vinculo con la autentica realidad del momento. Cuando mi mente está ocupada en lo que hace y lo que piensa resulta que le cuesta no dejar huella por donde voy pasando, no así cuando mente y mi cuerpo están alineada con lo que es. Entonces la huella no es de desorden sino que el propio estar ahí va ejecutando sin esfuerzo todo aquello que hay que hacerse; ya sea recoger un papel, atar la cuerda suelta de un tutor de árbol, recoger la botella que ha volado el viento, colocar una silla, recoger una planta tronchada y recuperarla, darle de beber a una planta sedienta, dar un abrazo, regalar una sonrisa o una caricia.
A caso hay amor cuando tratamos con dejadez las plantas de los jardines o las sencillas flores del campo.
Acaso está esa espiritualidad cuando no se es consciente de la belleza que contiene el paisaje, aun sencillo, la belleza que contiene la hoja que cae danzando en el aire. O el pájaro que canta mientras juguetea de rama en rama. La belleza de esos brotes henchido y brillantes a comienzo de primavera, esas nuevas hojas que reluce al resplandor del sol y del agua por su tierna juventud.
Acaso hay "eso" cuando no se ve " a Dios" en una sincera sonrisa, en un gesto de sencilla amabilidad.
A veces se habla con despecho de lo no alternativo, de lo "no espiritual".
El despecho es falta de comprensión y de amor por la vida.
Aceptar de veras, comprendiendo que lo divino lo podemos ver en todo, en los gestos más sencillos, no es acaso "eso"