jueves, 3 de noviembre de 2011

Fotos


Andar el propio camino

Aceptar la propia naturaleza, es aceptar las propias consecuencias de la vida. Aceptarlas no es esperar que las cosas nos la solucionen o esperar a que suceda "un milagro". Por el contrarío creo que requiere de nosotros que andemos, que veamos la manera de salir, que indagemos. Fluir como el río que demuele el obstáculo para salir de eso, que llamamos problemas y no es más que una consecuencia del vivir y las circunstancias.

El árbol es naturaleza, recibe la vida con sus brazos abiertos: el calor, las heladas, la nieve, la sequía, la lluvia, el aire. Y aunque invisiblemente oculto a nuestros ojos, hace todo lo que puede para cumplir con su naturaleza: la supervivencia de la especie.
Las hayas del bosque de Tejera Negra se ven en la necesidad de segregar 60l de agua al día para que en el bosque se dé la humedad que ellas necesitan para sobrevivir en un clima cálido y poco húmedo.
Las acacias de la sabana africana,se ponen a segregar una especie de sustancia con sabor amargo, creo que también venenosa; cuando las jirafas las comen hasta un punto en que peligra la vida del la especie. Al hacer eso les están enviando "un aviso de alerta" a sus compañeras en la lejanía. Así alertada van "fabricando" ese veneno y asegurarse la supervivencia. Las jirafas las deja de atiborrarse con ella.
Algunas plantas y arboles, segregan una sustancia pegajosa o resinosa como medio de atrapar los insectos que en determinados casos les dañaría.
Así, de la misma manera, nosotros la especie humana; cumpliendo con nuestra naturaleza debemos salir de los atolladeros, salvar los optaculos, levantarnos, volvernos a levantar... y seguir el propio camino

Zampa

Esta hermosa cabeza negra, era de Zampa, la pequeña es Nica, la perra de Mar.
Zampa murió hace unos meses cuando había vivido junto a mi trece años y medio.
Fue un perro con una tremendiiiiiiisima energía que me proporcionaba muuuuucho trabajo. Él siempre hizo aquello que su naturaleza protectora le dictaba, siempre organizando "su mundo".

No parecía estar enfermo. Mar y yo llegamos del río. Al llegar a la verja y no verle allí ladrando (regañandome por haberme ido) intuí su muerte. Allí estaba agonizando, hacia una tremenda calor, las moscas rondandole todo su grande cuerpo. Respiraba. Aun respiraba, pero fue acercarme a él y tocarle quietamente durante unos momentos y se fue. No me cabe duda de que me estaba esperando para despedirse. Algo fuerte siento mientras escribo.
Su ausencia dejó la Encina vacia, a la vez que su presencia estuvo presente por toda la granja durante semanas; justo el tiempo que vivía conmigo una especie de añoranza, tristeza y culpa. ¡La culpa siempre pesa tanto...! Me sentí culpable por haberme ido el día anterior y haberlo dejado solo, pues aunque no se le veía enfermo; si que a posteriori puedo ver sus avisos: en un momento del día anterior le oí quejarse, salí para ver que le pasaba, al ver que se estaba levantando del escalón donde estaba echado, pensé que su quejido se debía al dolor de sus articulaciones al levantarse. Desde hacia un tiempo le costaba echarse y levantarse, lo hacia más lentamente y se veía que se lo pensaba. Por otro lado cuando llegó Mar a las seis y algo de la mañana no se levantó, me acerqué a él y nos miramos, como le costaba levantarse y debía tener sueño, pensé que decidió seguir ahí, no quise molestarle comprobando. Siendo sincera, creo que de alguna manera sabia que pronto moriría, hacia unas semanas que lo presentía.Claro que no sabia cuando sucedería. Cuando llegué a la verja ese día y no verlo allí, fue cuando todo tomó sentido, comprendí que antes de irme no descarté la idea de que quizás había llegado su momento. Pero yo por miedo a verme envuelta en el dilema de si llamar o no al veterinario para que lo sedaran (mataran es en realidad para mi forma de verlo); medio inconsciente, medio a sabiendas, me dejé llevar por lo más ¿ fácil? Tenia claro no quería que le pusieran esa inyección y vagamente había pensado que si le veía enfermo, quizás no tuviera la entereza de sencillamente, no hacer nada más que lo que sabia y quería haber hecho, acompañarlo en su proceso de muerte de manera natural.Vagamente temía que me juzgaran " por no hacer nada" o me convencieran para que llamara al veterinario; y eso me hizo ¿huir? ¿evitar la inyección? No se, pero tuve que trabajarme todo eso durante largos días, a base de estar ahí sintiendo ese pesar, comprendiendome, aceptando lo sucedido, deshaciendo el dolor. ¡Me sentí tan mal... tan culpable!¡ Cuanto hubiera dado por dar marcha atrás en el tiempo! Por haberme quedado ahí con él, cuidándolo, ahí a su lado, acariciándolo, acompañándolo es su proceso de morir, sin más. Hubiera sido tan hermoso... Pero no había vuelta de hoja, el pasado muere a cada instante y deja de existir; y mi culpa y dolor también se disipó. Fue de una manera extraña: era una tarde mientras andaba por la Encina imbuida de esos sentimientos, los sentía tan profundamente que de mi empezó a salir una canción. Estuve tarareando una letra que no conocía, sonaba bonita,misteriosa, sabia, agonizante y relajante. No se durante cuanto tiempo estuvo saliendo de mi esa intrínsica melodía; pero cuando cesé de cantar supe que el dolor se había ido para no volver.
Él, Zampa, fue fiel hasta el final, fue fuerte durante todos los dias de su vida; esperó no se si con, o sin dolor hasta que llegué.
¡Sentí tanto amor por él! Vi claramente su grandeza y el lazo de amor que nos unía. Se que al final se fue tranquilo, su cara expresaba calma y hermosura.

Con mi querida madre


Mi madre es una mujer que va a cumplir 81 años el 4 de noviembre. Pues ahí está haciendo ejercicios para ayudar a la memoria y prevenir el alzheimer, le encanta irse a nadar, a clase de escritura; está abierta a hacer cosas nuevas que intuye puede ser positivo: Abrazar los arboles y sentir su energía, probar con ejercicios de visualización, dibuja, copia. Todo esto tiene más valor teniendo en cuenta que lee escasamente y de aritmética sabe poco. Sin embargo coge el teléfono o móvil y marca en un pispás los teléfonos de sus hij@ y a su manera maneja fenomenal "sus cuentas". Tiene mucha memoria y aun con dolores habitualmente sale a pasear porque sabe le viene bien. En estas fotos se aprecia en la cara su malestar, llevaba semanas pasando días con muchos dolores y sin fuerzas, bajísima de energías. Sin embargo en cuanto se ve con un poco de energía, allá que va ella a hacer...qué? mil cosas.
Es una mujer por la que, a parte de sentir un inmenso amor, siento gran admiración por su fuerza de espíritu, su capacidad de adaptarse a lo nuevo, su tolerancia ante lo diferente y como dice la canción...un montón de cosas más