martes, 15 de noviembre de 2022

El Proyecto de La Encina. Entrevista a Maria

ECOGRANJA LA ENCINA: UNA FORMA DE VIVIR DIFERENTE
Hace bien poco en Mabens hemos tenido la fortuna de descubrir la existencia de un lugar sorprendente situado en la localidad de Carrión de Calatrava, Ciudad Real. Se trata de la ecogranja La Encina, creada y mantenida por María Velázquez. Con el fin de haceros llegar una idea de esta persona y su maravilloso proyecto hemos realizado una entrevista a María que exponemos a continuación. Esperamos que la disfrutéis.

¿Cómo surgió lo de la Ecogranja?
Desde siempre tuve claro que quería vivir en contacto con la naturaleza, por lo que en cuanto pude, en lugar de comprar un piso decidí comprarme un terreno e ir a vivir al campo. Con el paso del tiempo he ido aprendiendo acerca de agricultura ecológica y he llegado a estrechar aún más los lazos con la naturaleza que desde pequeña tuve.
Siempre he tenido deseo y necesidad de ver crecer las plantas, de despertarme con el sonido de los pájaros, de sentir el aire en la piel. Necesito vivir rodeada de naturaleza. Lo de “eco” fue haciéndose poco a poco, pues yo en un principio no tenía mucho conocimiento de una granja ecológica. Lo que sí tenía claro es que no quería maltratar la tierra ni contaminar las aguas, por lo que prácticamente fui abordando este asunto de esa manera.
No me considero experta… lo que la tierra me regala no lo vendo, lo uso para autoconsumo, para regalarlo a los amigos o a la familia.
Tu interés particular, por lo tanto, es tener esta experiencia de vida.
Claro. Yo pienso que es importante que las personas sean autónomas, que puedan cocinarse su propia comida, que puedan cosechar sus propios alimentos. No digo de comer animales, yo soy vegetariana, pero en el caso de comerlo pienso que también deberían ser conscientes de lo que están comiendo. Es una forma de vida.
¿Qué se hace hoy en día en la ecogranja La Encina?
A nivel de granja, en estos momentos hay sembrados huertos, plantas ornamentales, árboles frutales, árboles sombra… por lo que las tareas principales son el cuidado de la tierra, la siembra, la poda, la recolección, el riego, la creación de nuevas zonas de huerto, nuevos diseños de jardines, el mantenimiento constante… 
Por otra parte organizo excursiones a distintos rincones de esta tierra desconocida que tiene lugares hermosísimos. Hacemos también talleres de velas, de aceites, de cremas, de jabones… pero esto sobre todo entre amigos.
Otra de las actividades que se realizan en la ecogranja son los encuentros con chicos y chicas de la asociación Wwoofer, que es una organización a nivel mundial que nació en Australia. Las personas que recibo aquí desean tener una experiencia de toma de consciencia con la naturaleza y aprender sobre agricultura, aunque muchos ya saben bastante. Muchos de ellos tienen también como segundo interés aprender o perfeccionar su español como segunda lengua. Pero en general la principal razón es tener contacto con otra forma de vivir. Esta última parte es muy bonita, pues a mí me permite conocer muchas partes del mundo a través de la gente que viene aquí. Se crea una relación bastante estrecha pues convivimos juntos y en ocasiones nos hemos encontrado aquí cinco chicos de wwoofer y yo… Normalmente acojo a uno pues tampoco hay tanto trabajo para tener a mucha gente ocupada… 
Yo resido aquí en este lugar que se llama La Encina y trabajo aquí en mis ratos libres pues tengo un empleo remunerado como educadora social en una casa de acogida de Ciudad Real. El trabajo en la casa de acogida es por turnos, por lo que me queda bastante tiempo libre y en esos ratos me organizo para cuidar de la ecogranja, a veces yo sola y a veces con amigos que vienen de distintas ciudades. Además de eso hay voluntarios de la asociación Wwooffer  o de otros lugares que han visto mi blog o han sabido de mí en alguna revista. De todas formas la mayor parte del tiempo que paso aquí lo hago sola. Tampoco es una extensión muy grande… son 4000 metros cuadrados. Aquí tengo además un gato y una gata, seis gallinas y un perro que murió el año pasado.
Además de todo esto realizo talleres. Una vez al año organizo encuentros para tratar las enseñanzas de Krishnamurti y últimamente quería dejar las reuniones, aunque no dejar de trabajar con sus enseñanzas. Desde hace tiempo me puse a estudiar psicoterapia y hoy en día hago también talleres de bioenergética, de autoconocimiento y otras cosas. Aunque esto lo estudié durante una excedencia que solicité, pues era demasiado todo a la vez y no deseo abarcar más de lo que puedo llevar con calma y tranquilidad.
¿Qué diferencia hay entre la ecogranja y una granja común?
Una granja común está dedicada, normalmente, a producir sin tener en cuenta el equilibrio ecológico. Por ejemplo, en la agricultura ecológica no se usan pesticidas ni la hierba es considerada una enemiga. De hecho no aro la tierra, sino que con la desbrozadora corto la hierba una vez que ya haya echado la semilla, para que crezca el año que viene. De esta forma la tierra se enriquece de una manera natural, tiene más lombrices... La hierba cortada me sirve luego para cubrir los huertos para mantener su humedad. En sitios donde hay plantas grandes o donde los árboles ya están un poco crecidos, por ejemplo las alcachofas, la hierba se la deja crecer, pues no compiten. No tienen por qué ser “malas hierbas”. En general es una manera de hacer agricultura siendo amiga de la tierra.
Es un concepto totalmente diferente. Ya que lo mencionas ¿por qué se retiran entonces las malas hierbas?
En parte es necesario, pero importa mucho la forma en la que se hace. Si pones la semilla de la planta que quieres cultivar y no retiras la hierba que crece por sí sola, esta última al ser autóctona, es más fuerte que la extranjera y no la deja crecer de manera espontánea. Entonces, cuando el huerto empieza a crecer sí hay que retirar lo que se conoce comúnmente como “mala hierba”, lo que pasa es que en la agricultura tradicional lo hacen con pesticidas o herbicidas y a los que nos gusta la agricultura ecológica… pues las retiramos con las manos. Hay otras herramientas para deshacerse de esta hierba como la mula mecánica, pero ésta deja en la tierra surcos de 10cm de profundidad matando mucha vida que en ella se encuentra. Realmente no es necesario remover tanto la tierra ni tampoco echarle herbicidas…
En un clima más bien seco como el de aquí muchas de las hierbas pueden quedarse dando así humedad a la tierra. De esta forma son complementarias las especies autóctonas con las semillas plantadas.
¿Cuál es el propósito de la ecogranja, si tiene alguno?
Pues no hay un propósito específico más que el vivir, dedicarle tiempo a vivir. En esta sociedad se dedica mucho tiempo al trabajo, a menudo con prisas, a acumular conocimiento y luego no te queda tiempo, por ejemplo, para cocinar con verduras frescas, pues supone un trabajo extra. Es más fácil abrir una bolsa del congelador y coger las espinacas. Para mí eso forma parte de la ignorancia del propósito de la vida. Para mí el propósito de la vida no es otro que el vivir de manera consciente, sentir cada cosa que hacemos desde el momento que nos levantamos. Eso te lleva a estar en contacto con la naturaleza y a dejar de hacer muchas cosas que no te dirigen a la felicidad ni a la calma plena, sino que te llevan al estrés.
En esta sociedad es un reto vivir con consciencia, y en tu caso decidiste esa opción y veo que ha dado un resultado que te satisface muchísimo.
Sí, totalmente.
¿Puedes hablarme algo acerca de los talleres y cursos que impartes tú allí?
Para mí lo importante es que la persona se conozca, cuanto más te conoces más libre eres, de nosotros mismos, de nuestra mente. Si no sabes lo que hay no lo puedes limpiar. Por este motivo los talleres los denomino de autoconocimiento, aunque cuando confecciono los carteles les pongo un nombre más atrayente, pues lo de “autoconocimiento” no es muy popular hoy en día.
Con los talleres trabajo varias líneas. Primero hablo un poco de lo que es el autoconocimiento y de cómo llegar a él y luego hacemos unos ejercicios de bioenergética para desbloquear emociones acumuladas en el cuerpo. Cada cosa que nos pasa queda registrada no solo en nuestra mente, sino también en nuestro cuerpo. Hay muchas maneras de abordar estos bloqueos o falta de conocimiento de uno mismo y la bioenergética es una manera más de conectar con tus zonas bloqueadas. Realmente, para conocer estos talleres hay que asistir a uno. No domino especialmente la teoría, pero sí sé que se me da bastante bien cuando estoy manos a la obra, con los ejercicios,  en el momento. Aunque me preparo bastante bien la programación de cada curso, uso bastante la improvisación. Me es fácil captar el dolor de las personas que asisten, el sufrimiento, dónde tienen los bloqueos, y entonces, según el caso, realizamos unos ejercicios u otros. Es la experiencia y el trabajo propio el que se pone en marcha durante los talleres. Me gusta mucho jugar, por lo que hacemos mucho juego en las actividades. Durante el curso las personas a veces tienen momentos duros, aunque hay muy buen ambiente, y la experiencia es muy satisfactoria. Las despedidas son siempre muy emotivas.
¿Qué te llevó a comenzar a impartir cursos?
Desde muy pequeñita la psicología ha sido lo mío. Tengo mucha habilidad psicológica e intuición y he hecho muchos cursos de psicología, de psicoanálisis pero relacionados sobre todo con mi empleo remunerado, que es el trabajo con mujeres y niños maltratados. Siempre he estado trabajando con personas. Pero por otro lado siempre me ha atraído mucho el estudio de mí misma, la parte espiritual del ser humano, la parte más profunda de una misma. He aprendido y practicado meditación zen, budismo, astrología, quiromancia… y en una determinada época decidí empezar de cero, sin creencias previas. Esto fue hace siete años y no es algo que yo buscara intencionalmente. Fue más bien fue una energía fuerte que me hizo dejarlo todo para dedicarme al descubrimiento de la mente humana y de mi misma. Esto lo hice principalmente a través del estudio profundo de las enseñanzas de Krishnamurti que luego las llevo a mi propio terreno. Esta transformación ocurrió en forma de barridos, no fue de sopetón. Estando ya en ello, en esa gran transformación que sucedía en mi mente, me puse a estudiar psicoterapia, sobre todo por aprender técnicas y por obtener una titulación. Mis principales maestros fueron Stanley Keleman (Anatomía Emocional) y Alexander Lowen (Bioenergética). También Freud, Jung y muchos otros profesionales de psicoterapia. Esta formación tiene de particular que tú tienes que hacer un trabajo contigo misma para que tus malas hierbas no se enreden con las de los demás. Sin embargo el trabajo de autoconocimiento propio es algo que hago de por vida, es algo que no acaba nunca. Fue esta misma transformación la que reunió las circunstancias que me llevaron a comenzar los diversos cursos que doy ahora en la ecogranja.
¿Qué dirías a la gente en estos tiempos de crisis?
Si tú no sabes que debajo de tu cama hay polvo no puedes limpiarlo. A las personas que sufren yo les digo algo que en realidad ya sabemos todos, que la base del sufrimiento es el apego. Si no deseas algo no sufres. Parece simple pero en realidad hay que profundizar mucho para darte cuenta de que esa es la base. Entonces la mejor herramienta para dejar de sufrir es la atención. Tenemos que poner la atención en la mente, en nuestras sensaciones para saber de nosotros mismos, de dónde viene ese dolor, qué está produciendo ese daño. Es el estar atento a lo que hay en ti. Tenemos que conocer sobre el miedo, sobre los celos, sobre la violencia, sobre todo eso que nos visita a través del pensamiento y las emociones, y eso es lo que nos quita la calma. Y nos quita también del vivir cada momento y de vivir las cosas con mucha intensidad.
Pero decidir vivir con atención implica un paso importante por parte de la persona.
En efecto. A eso te puede llevar la simple curiosidad o una insatisfacción muy grande continua. En mi experiencia, llegué a darme cuenta de que a pesar de donde estuviera o de lo que estuviera haciendo, sentía una enorme insatisfacción, una falta de plenitud total, lo que enseguida me llevaba a hacer otra cosa, a dedicarme a algo, como una desazón continua. Si una persona tiene energía y pasión por descubrir, esa insatisfacción puede ayudarte a encontrar un camino determinado.
Blog de María Velázquez:

Asociación Wwoof España: