jueves, 19 de enero de 2017

la mente que cree ser lo que piensa

Por eso"El yo no es una entidad fija, es una corriente, un agua que fluye.
nosotros sentimos que el yo es diferente del pensamiento y la mente. ¿Esta el yo, el pensador, separado del pensamiento? en tal caso, el pensador podria operar sobre el pensamiento. ¿Está el yo separado de sus cualidades. Eliminen el pensamiento y , ¿Donde está el pensador?" Jidu K.

Sentimos que el yo es permanente pero, ¿Acaso no es el yo el resultado del pensamiento? Nuestra mente separa el yo y lo percibe como entidad porque no puede soportar vivir en la impermanencia. El yo siempre es en función de ser (soy maravilloso, soy famoso, voy a ser rico, seré bueno) Todo ello son simples pensamientos que le da sustento. Por eso cuando somos consciente de esa consciencia por la cual y través de ella percibieramos todo, lo personal ya no tiene peso, no nos arrastra.

Si no actuamos desde esa consciencia, sucede que la persona  cree que es, como  piensa que es. Creer que somos lo que pensamos, darle credibilidad a cada pensamiento que nos llega es vivir identificado con el ego, por lo tanto vivimos disociado de lo que realmente somos: esa consciencia desde donde todo se esta manifestando todo este universo.  El único "lugar" desde donde podemos vivir con consciencia  lo que nos va sucediendo en cada instante, es el presente, el eterno AHORA. Porque además no existe nada en otro momento que no sea el ahora. Vivir el ahora es simplemente sentir conscientemente todo aquello "que se siente", que se piensa, estar abierto a lo que quiera que esté sucediendo en ese instante, dentro y fuera del cuerpo.
No intelectualizar o etiquetar el momento, el pensamiento o la emoción. Al etiquetar estamos alejándonos de la verdadera naturaleza de las cosas. Al etiquetar por ejemplo a una persona, al juzgarla o describirla, lo que hacemos es evitar VER a esa persona y de paso, evitar vernos a nosotros mismos a través de lo que vemos en ella.
Estamos acostumbrado a nombrarlo todo, es como si tuviéramos miedo de percibir; porque percibir a veces es muy doloroso. Nos da miedo abrirnos a ese dolor, cuando abrirse a él, es la única manera de esa energía se descargue del sufrir y deje lugar a una energía nueva, con ausencia de resentimiento, dolor o confusión. Si etiquetamos un sentimiento o emoción de buena o mala; no nos permitimos sentir lo que sentimos, reprimimos lo que creemos que no esta bien que se exprese. Al reprimir sólo hacemos crear un conflicto en uno mismo entre lo que se siente y lo que creemos que no deberíamos sentir.
Hay una acción que no es reprimir ni ejecutar lo que se está pensando, es abrirnos a ello y observarlo, sentirlo sin rechazo, ni valoración; sólo estar en él, aprender de él y desde ahí avanzar, llegar al lugar desde donde brotó y desde esa claridad cae, por que a la luz del no autoengaño, no se puede sostener algo tan irreal y efímero como son nuestros pensamientos y emociones. sólo en la mente atemorizada que los crea se sustenta y solidifica.
Vamos por la vida intentando ser lo que no somos, intentando agradar encajar, por miedo a sentirnos rechazados, solos; por eso despues de una discusion donde nuesro ego se ha sentido herido, existe la tendencia a buscar a alguien que nos consuele que nos diga que tenemos razón, que es el  otro/a el/la que esta equivocada/o y así volver a autoengañando, creyendo en esa falsa seguridad del ego.
Se está tan identificado con esa forma de actuar, que la mente se engaña con una maestría de suma sofisticación: proyecta en el otro todo lo que ve en si misma y no le gusta. Le hecha el cubo de basura a la persona que tiene en frente y se autoengaña diciéndose algo como: "ella es una borde, cómo no enfadarse con alguien así", o " se emparanoia, quien puede oír sus pesadas historias" o " es tonto y simple, cómo prestar atención a lo que dice".

Experimento que cuando me abro a esa consciencia silenciosa, al instante de donde surge esa persona hablando; resulta que lo que dice, no es tan importante; lo que importa  es el contacto real que se  establece con ese ser. Ese espacio crea una escucha que al no provenir de la imagen que se tiene de esa persona, al no estar encorsetado por las creencias y las certezas que la mente se ha ido formando a través del tiempo de relación; nos permite Percibir a la otra persona más haya de las palabras.  En este espacio de Unidad, la mente que llamamos personal, no esta actuando; es precisamente la ausencia  de movimientos mentales como: "me cae bien" " me cae mal", "no la puedo soportar" o "es muy divertida, me gusta"- en definitiva, la ausencia de lo personal es lo que hace que se de esa conexión.