Dudemos de cada uno de nuestros pensamientos

Cuando a nuestra puerta llame el dolor, abramosnos a él; no le temamos. Si nos atrevemos a mirarlo, a atraversarlo, veremos que ese sentir da lugar a otro estado de no sufrimiento.

 Cuando a nuestra puerta llame el miedo, habremosle la puerta y atendamosle, crucemos sus espesuras para comprobar que al hacerlo, el miedo se desvanece.

 Cuando a nuestra puerta llame el entusiasmo, observemosnos igualmente y veremos, que solo es una  emoción y que por lo tanto, también pasará; 

Cuando a nuestra puerta llame el deseo,  "miremosle a la cara" descubriremos qué carencia hay escondidas detrás de él.

Si nos atrevemos a sentir lo que sentimos a pesar de su bullir que pareciera que nos desbordara, atrevamosno a sentirlo  y comprobaremos que podemos con ello, a pesar de esa intensidad que nos aterra; porque el miedo  no es a lo que estamos viviendo en ese momento en el que aparece el temor, el miedo es a sentir esa intensidad que nos produce esa emoción que nos surge en ese presente. 

Si, a veces es difícil; nos falta la calma suficiente para comenzar a pararnos y simplemente, vivir ese momento tal y como se está presentando. surge el recuerdo de juicios y sentencias que nos íbamos aplicando mientras, a medias, sentíamos esas emociones. Porque en sí mismas, las emociones no son otra cosas que energía que se libera dentro de uno; en sí mismas, no nos dañan. Son nuestros pensamientos interpretando las situaciones e interpretando los comentarios y dandole total credibilidad, lo que nos daña.