domingo, 15 de agosto de 2010

Qué nos hace la envidia

Si estando atentos a nuestros pensamientos, emociones, actos; descubrimos que llevamos dentro un sentimiento de envidia y somos capaces de observarlo sin huir de él, veremos qué hace esa envidia en nuestro vivir diario. Cómo hace que sean nuestros actos, con qué intenciones están ejecutados. Veremos qué hace la envidia en uno: en nuestra mente y nuestro cuerpo.
La envidia, los celos hace que continuamente nos estemos comparando, con la comparación llega la angustia, el sufrir por no ser igual que tal o cual persona a la que admiramos, o no tener lo que otro tiene. Este sentir puede tener varias reacciones en la persona dependiendo de su carácter. Una de ella puede ser, la de optar por una postura conformista a través del autoengaño, produciendo su mente pensamientos como: “bueno, es guapa pero la verdad es que es presumida y mala” “ Cuanto más dinero más problemas, vivo más tranquilo así” “Qué merito tiene si todo ha sido heredado”, “ En realidad no es tan inteligente, si yo hubiera tenido sus oportunidades hablaría mejor que ella” “Es un enchufado de lo contrarío no hubiera sido capaz de tener ese puesto de trabajo, o no le hubieran dado ese papel” etc. etc. Esos pensamiento genera en nosotros reacciones de adversidad hacia la persona en cuestión, con lo que estamos creando separación: La separación genera grupos y con los grupos, llega la guerra. Una guerra que aunque no utilicen fusiles, sí ametralla y causa sufrimiento.
Otra reacción que puede producir la envidia es la competencia, crea en uno pensamientos como: “no importa, yo llegaré a ser tan famoso como él”, tengo que llegar a ser tan atractiva como ella” “Voy a llegar a tener mejor puesto de trabajo que ese engreído” “trabajaré duro para llegar a tener tanto éxito como ella y ser incluso más admirada”. Aquí llega otra guerra donde la persona arrasa con todo lo que se le ponga delante para conseguir su propósito: ser o tener más que…Sin darse cuenta de qué le está llevando a tener ese comportamiento de fiereza compulsiva.
Estas reacciones suceden cuando la persona no es capaz de aceptarse cómo es, cuando en ella no hay esa pasión de cuestionar lo que va apareciendo en su mente sino que se deja arrastrar por ellas. Pero si surge esa aceptación y tienen esa energía para observar ese sentimiento hasta descifrarlo, veremos además, cómo repercute esa envidia en las personas que nos rodea; En nuestra mente se va abriendo un espacio para el entendimiento, que a la vez convierte esa energía destructiva en comprensión. La comprensión tiene la cualidad del amor. Al comprendernos surge el amor por uno y por los demás, pues si tenemos la suficiente pasión y fuerza para ver eso qué hay en nuestra mente en forma de pensamientos, eso que hay en nuestro corazón en forma de sentimientos, eso que hay en todo nuestro cuerpo en forma de emociones; comprendiendo qué todo eso nos hace actuar de una manera determinada. Entonces comprendemos también a los otros seres humanos Todos los cerebros comparten las mismas emociones y sentimientos.
Si somos capaces de observar así, veremos que todo esto es cierto. Lo comprobaremos por nosotros mismos, sin necesidad de que nos lo diga o explique nadie; pues solo de esa manera, se va abriendo un espacio en nuestra mente para comprender de manera directa, sin que sea utilizada la mente mecánica, ni medie ningún registro de la memoria.

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