sábado, 14 de agosto de 2010

Lo único que tenemos para vivir, es el momento presente

En un instante he comprendido con total claridad que lo único que tenemos para vivir, realmente es el momento presente. Tanto tiempo sabiéndolo, comprendiéndolo, viviendo instantes de plenitud. Ha sido hoy que lo he visto en un vislumbre, captado de manera directa.

Siento en todo mi ser la importancia de vivir despiertos cada instante que se va dando en nuestro existir. De sentirlo plenamente, que esos instante que se suceden, sean vivido-sentido y no pensado, como suele ser normalmente, antes de que la atención sea nuestra constante compañera.

Antes de esto se suele vivir siempre con un sentimiento de insatisfacción, como de que falta algo. Permanentemente “se le intenta dar un sentido a la vida”, o más bien,” se le busca un sentido”. Solemos sentirnos dudosos, preguntándonos si lo que hacemos tiene realmente una importancia capital para nuestra vida. Se puede o no ser consciente de ello, pero este sentimiento de insatisfacción y duda está enraizado en nuestro ser.

Cuando vivimos el momento con plena atención, no surge ese dudar, sencillamente vive y goza con lo que en ese instante se da, haga lo que haga tiene sentido: El sentido de estar viviéndolo. Da igual que se esté lavando los platos, barriendo la casa, lavándonos los dientes, regando las plantas, escribiendo, leyendo, contemplando un hermoso árbol o haciendo nada: da igual, porque lo que de verdad da vida a ese instante es la atención, el vivir con los sentidos despiertos y receptivos. Ese es el sentido de vivir, los instantes bañado por la consciencia es lo que da plenitud a la mirada, al oído, al paladar, a la piel etc. Sin ese sentir pleno nuestros movimientos son mecánicos y carecen de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario