lunes, 10 de mayo de 2010

Estructura cerebral

Nunca he visto un cerebro. Nunca he realizado pruebas científicas de ingeniería neuronal. Aun así, percibo el cerebro humano como un sistema de trazados. Algo así como surcos y caminos que conforman nuestra estructura mental.
¿Qué son esos surcos y caminos? Lo percibo cómo un trazado de líneas muy marcadas, por donde circula el sistema nervioso llevando todo tipo de pensamientos, creencias, conceptos acumulados a lo largo de los siglos. Esta estructura mental conforma nuestros sistemas de pensamientos, estos pensamientos hacen que nos sintamos aparentemente seguros dentro de nuestra propia prisión;

Es como vivir estancados. Moviéndonos dentro de nuestra mente, por caminos ya marcados. Estamos siendo como meras maquinas experimentadas; donde lo nuevo, la improvisación, no tiene lugar.

Romper con todos estos surcos y caminos, requiere de un parón. Un parón en el pensamiento, que es el responsable de esta estructura mental.
Cuando en nuestra mente se da un silencio entre dos pensamientos, algo sucede.
Cuando empezamos a prestar atención a nuestros pensamientos, se percibe un espacio vació entre dos franjas imaginarías que franquean esos pensamientos, que asustados, se agolpan y sutilmente se deslizan con el fin de abarcar ese espacio.
El pensamiento es egóico, todo lo quiere llenar con su presencia y sus resultados.
Ante el vació se siente amenazado. Ese vació significa su destrucción.

Claro que a ese espacio entre dos pensamientos, no se le puede llamar silencio, por la sencilla razón de que seamos consciente o no esos pensamientos a ambos lados del vació, están con un cierto movimiento.

Cierto es que al poner la atención en nuestra mente, los pensamientos se van aquietando. Cada vez el flujo de pensamientos es más lento y liviano. La mente empieza a experimentar cierta calma. Diría que está sucediendo la transformación. Esos caminos y surcos que nos hacen actuar de manera mecánica, esa estructura mental se va deshaciendo y empieza a haber algún espacio para lo nuevo.

De cualquier forma hay un silencio que no procede de ese intervalo entre dos pensamientos. Ese silencio está impregnado del autentico presente, de vida; esa vida que esta siendo y que no surge de la mente; puede ocurrir que se cruce un pensamiento, pero este no tendrá fuerza si es observado como una forma más del espacio.

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