La ruta del desfiladero del río Borosa fue un regalo grandioso para los sentidos. Esa naturaleza es algo magnifico y exsuberamte. Plagada de rocas de mil formas extrañas formada a lo largo de los años. Un agua trnasparente a lo largo del recorrido lo hacia aun más interesante y bello.
Fue curioso que en una de las paradas que hice para comer me enteré hablando con Ursinio que era dia 12, mi cumpleaños. Sin saberlo me habia hecho a mi misma un regalo muy preciado y recordé que el año pasado tambien unos amigos de Lebrija me regalaron un viaje a la Sierra de Grazalema, otra magistral belleza.
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