jueves, 10 de septiembre de 2009

La autoridad psicológica

Aunque en menor medida, ha seguido habiendo en una ese temor a que no aprueben lo que una ve o siente. Miedo a que crean que lo que se dice carece de credibilidad, de valor.

Observo lo que hace esa mente asustada, insegura. Ahora que escribo sin identificarme con ello, la podría describir como una niñita asustada que pasea nerviosamente la vista por una gran habitación en busca de algo con lo que defenderse.
Esa mente nerviosa que de alguna manera se está sintiendo atacada ante la falta de credibilidad, busca las palabras adecuadas para aclarar lo cuestionado. Pero esa mente que se está sintiendo acorralada, de ninguna manera puede desde ahí, encontrar la respuesta adecuada; una respuesta que exprese con total claridad eso que esta en ti, bullendo con fuerza y energía.

A veces me veo en esa situación, donde por el temor a no ser creída, callo o hablo a medias creando unas expresiones verbales poco claras o enrevesada, En cambio si esa misma cosa la expongo ante personas que me hacen sentir valorada en ese campo del que hablo, todo ese bullir es como un fluido caudal que recorre el río sin encontrar ningún tipo de obstáculos. Una mente asustada, temerosa que se siente acorralada no tiene libertad para expresar con claridad todo eso que siente, De la misma manera que esa niñita amedrentada no puede encontrar una salida si el miedo la paraliza.

Ahora me pregunto: ¿por qué tendría que concederle ningún tipo de autoridad psicológica a nadie? Es tan limitador para la propia mente. Me estoy dando completa cuenta de como ese acto acorrala, paraliza, coarta, me hace dependiente. Además es algo castrante. Cuando en una conversación dejamos de decir algo que nos aparece dentro por miedo a lo que otro pueda opinar de ello o por el temor de no ser comprendido estamos negando lo que uno es en ese momento. Si realmente no le concedemos autoridad a nadie ese temor no aparece en nuestra mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario